En alguna crónica medieval [1]
se narra una breve historia sobre un antiguo pueblo procedente de Egipto. Se dice de ellos que eran un pueblo
pastoril que tuvo que abandonar su país en busca de un territorio más apto para
la ganadería. Es por ello que habrían recorrido el norte de África hasta llegar
a la península ibérica, pues serían tierras más adecuadas para esta actividad.
Se puede apreciar una similitud entre los appelinos y los hicsos que invadieron
Egipto, pues a éstos también se les denominó como reyes pastores[2].
En la misma crónica se afirma que fueron los íberos en sus tiempos más antiguos.
Los hicsos llegaron
a Egipto hacia el s. XVIII a.C. y sus gobernantes llegaron
al poder en parte del país, permaneciendo en el mismo al menos más de cien años
y fundando un par de dinastías. Se cree que los hicsos serían un pueblo
procedente de Asia[3] y que habrían introducido el uso de carros de guerra tirados por caballos,
armaduras de escamas, arcos compuestos y nuevas armas. También cabe la posibilidad
de que se tratase de otro pueblo diferente a los hicsos o se trate de una mera
leyenda. Recientes estudios genéticos comprobaron la afinidad entre poblaciones
minoicas muy relacionadas con los hicsos y gentes del sur de España [4].
[1] En la Grant Crónica de
Espanya, de Juan Fernández de Heredia.
[2] Otros
lo traducen por pueblos pastores, pastores cautivos, señores de
los países extranjeros. Quizá el mito de los bueyes
de Gerión tenga alguna relación con estas narraciones medievales sobre los apellinos.
[3] Su
origen aún es un misterio, considerándose diversas procedencias: indoeuropeos,
cananeos, hititas, griegos, hurritas, etc. También se sabe que mantuvieron estrechas
relaciones con el pueblo cretense.
[4] v.
G. Díaz Montexano. ¿Proceden los minoicos del Atlántico?
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