Cuando se habla sobre ánimas se
suele referir a las almas en pena o bien
a las ánimas benditas del purgatorio.
Es común encontrar leyendas y relatos sobre ellas en todo el territorio bajo
diferentes apariencias y nombres[1].
En muchas regiones se argumenta que deben cumplirse todas aquellas promesas hechas
a las ánimas benditas.
En Castilla y León existe la creencia
sobre apariciones de ánimas durante la noche de Todos los Santos. En El Monte de las
Ánimas, Bécquer relata la existencia de una procesión de muertos, a los que describe como esqueletos de antiguos
nobles sorianos y caballeros templarios.
Existen leyendas que recogen apariciones
de ánimas en numerosos sitios leoneses como Burón, Ponferrada, Sigüeya, Brugos de Fenar y Tremor
de Arriba[2].
En Trébago (Soria) se cuenta una leyenda parecida a los relatos
de Bécquer, en la cual se aparecen esqueletos de caballeros templarios, envueltos
en los jirones raídos de sus sudarios y que cabalgan sobre corceles espectrales
descendiendo del Monte de los Templarios
durante la noche de difuntos. Estas ánimas imploran justicia durante la procesión
por los crímenes cometidos contra ellos en vida. Aseguran que en ocasiones se han
visto las huellas de los esqueletos en dirección a la cripta del convento[3].
En la Sierra del Madero (término de Valdegeña), en
las ruinas de la ermita de San
Andrés se dice que durante esa noche vagan esqueletos fantasmales con sudarios,
armaduras, cadenas y espadas, asustando a cazadores nocturnos[4].
Carlos Villar Esparza recoge casos de encantados
en el Campo de Montiel. Es el caso de Los Encantados de la Cruz del Aracieja, que son descritos como
apariciones fantasmales que se creían sombras de ánimas en pena, reclamando promesas
incumplidas.
En el cuento popular La aparición la noche de los Santos, recogido
en la población de Matabuena (Segovia)[5], las ánimas reprenden al molinero que
sale a faenar en días festivos mientras que en el cuento La aparición la Noche de las Ánimas, es la mujer fallecida la que ayuda
al molinero en su trabajo.
En la población de Nuñomoral (Cáceres)
se cuenta la historia de una procesión de ánimas en la que se portan huesos usados
como candelas[6]
y otras apariciones a caballo conocidas como cortejo de gente de muerte. En Las Hurdes las
ánimas se aparecen en forma de animales blancos cuando tienen miedo a transmitir
algo a los vivos o en forma de sábana blanca en caso contrario[7].
En Ahigal (Cáceres)
se ambienta el cuento de la «Vela del Güeso», en el que una difunta que forma parte
de una procesión de ánimas, que visten sudarios blancos y portan velas encendidas,
otorga una candela a su hija para que encienda el horno[8].
En la zona de Priego, Las Hileras y
Las Lagunillas (Córdoba) ponían gachas en las cerraduras en la noche
de Todos los Santos[9].
En Hellín y Moratalla (Murcia) son conocidas como semejas, visiones
o sombras[10].
Juan F. Jordán también
menciona al ánima sola, que moraría en la huerta murciana.
Otros fenómenos parecidos
serían asociados a las luces populares, que en ocasiones se relaciona con las ánimas
benditas. También se ha relacionado con los fuegos fatuos que se manifiestan como
luces de color cambiante en pantanos y humedales a los que en ocasiones se asocia
como espíritus malignos que tratan de extraviar a los caminantes[11].
Esta y otras historias en:
[1] v. J. Lorenzo Fernández Fernández. El Culto a las ánimas, Devoción y disciplina.
El ramo de ánimas de Abelón (Zamora).
[2] v.
A. Turienzo Martínez. La brujería leonesa.
Revista de Folklore 294. 2005.
[3] v.
S. Lázaro e I. Lázaro. Leyenda de los Templarios. La Voz de Trébago. 2000.
[4] v. A. Almazán de Gracia.
Guía de leyendas sorianas. Revista de Soria 4. 1994.
[5] v. A. M. Espinosa. Cuentos populares de Castilla y León de Tomo I. Págs. 405-406.
[6] v.
F. Barroso. La figura juglaresca del tío
Goyo, un arquetípico hurdano. Revista
de Folklore 292. 2005
[7] v. F. Barroso. Apuntes sobre las Hurdes (aspectos etnográficos y antropológicos). Revista de Folklore 106. 1989.
[8] v. J.M. Domínguez Moreno. Fuegos rituales
en Extremadura: Las Luces de Ánimas. Revista
de Folklore 432.
[9] v. Mª del Pilar Villaverde Embid, Mitos y leyendas terroríficos: del mundo rural
a la tradición urbana. Revista de Folklore
231. 2000.
[10] v. F. Jordán. El
imaginario del viejo reino de Murcia. 2008.
[11] v.
M.F. San Andrés y A. Monescillo. Mitología y superstición en La Mancha.
2014.
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